El acero inoxidable surgió en el año 1913, gracias al metalurgista de origen inglés Harry Brearley, que estaba experimentando con aleaciones de acero con la finalidad de inventar cañones de pistola. Este iba probando y tirándolos en el patio de la nave que tenía, al pasar de los meses, observó que todos los desechos que tenía se habían oxidado excepto uno, este contenía el 14% de cromo. Ese hecho dio lugar al acero inoxidable.
El acero inoxidable es un acero el cual es muy resistente a los ácidos que gracias a su bajo contenido de carbono demuestra un comportamiento muy bueno frente a la corrosión, está probado para utilizar a temperaturas de hasta 300 grados centígrados. El acero es resistente al agua, al vapor de agua, la humedad, los ácidos alimenticios, así como a los ácidos débiles orgánicos e inorgánicos, además tiene numerosas aplicaciones como algunas herramientas que comúnmente tenemos.
La gran variedad de herramientas manuales Figura 3 las cuales muchos tenemos, ya sea en el hogar, taller, la industria o en los diversos oficios y profesiones nos brindan una utilidad insuperable y son nuestras mejores aliadas para completar cualquier proyecto, sin embargo sabemos que algunos ambientes no son del todo gentiles con nuestras herramientas y por ello el uso de herramientas de acero inoxidable son la mejor opción, entre sus ventajas ponemos enumerar las siguientes:
-Máxima higiene.
-Menor adherencia de la suciedad y agentes externos.
-Rápida limpieza de la superficie.
-Gran durabilidad.
-Mínimo mantenimiento.
-Diferentes acabados: Satinado, pulido o vibrado.
-Resistencia al calor.
-Resistencia a ambientes húmedos.
Una característica de este material es la “pasivación” la cual sucede cuando el cromo presente en el acero inoxidable entra en contacto con el oxígeno. Esta reacción química forma una capa pasiva de óxido de cromo, la cual protege la superficie de acero inoxidable.
Aunque las herramientas hechas de este material otorgan ventajas superiores a otras herramientas fabricadas con acero convencional, el acero inoxidable presenta otros tipos de corrosión Figura 4, los cuales veremos a continuación.
a) Corrosión intercristalina
Esta corrosión se produce cuando se separa carburo de cromo en forma crítica en los bordes del grano. Con ello la zona contigua se empobrece en cromo, por lo que pierde el efecto de pasivación.
b) Corrosión por picaduras
En el caso de la corrosión por formación de picaduras, la capa de pasivación se rompe sólo en puntos concretos. Como consecuencia de ello, en la superficie se producen pequeños hoyos u orificios. Las picaduras las provocan principalmente iones halógenos, sobre todo los de cloro. La corrosión por picaduras puede aparecer de forma más intensa sobre todo en zonas con agua y aguas residuales, ya que es donde suele haber más iones de cloro y cloruro.
c) Corrosión por contacto
La corrosión por contacto es una forma de corrosión muy común que aparece cuando materiales metálicos con diferentes potenciales entran en contacto en presencia de un electrolito. El metal menos noble es atacado por los electrolitos y se disuelve. El grado de corrosión depende del tamaño de la corriente eléctrica que fluye en este elemento galvánico. Las corrosiones por contacto se dan con mucha frecuencia. El ejemplo más conocido es la combinación de bridas de acero y de acero inoxidable. También se conoce la corrosión por contacto al atornillar bridas de fundición con tornillos de acero inoxidable.
d) Corrosión por fisuras
La corrosión por fisuras aparece cuando se destruye la capa de pasivación del acero inoxidable, p. ej., si hay medios agresivos a la vez que falta de oxígeno. Por esta razón, la corrosión por fisuras aparece frecuentemente en fisuras estrechas y pequeños espacios huecos, p. ej., bajo juntas o bajo cabezas de tornillos. Un ejemplo que debemos mencionar es la campana de gas de las pilas de fermentación, en cuyo interior además de haber un medio agresivo en forma de gas de fermentación, hay una total falta de oxígeno. Aquí hay que prestar especial atención a la corrosión por fisuras.
Limpieza y cuidado.
Para eliminar las marcas de dedos, normalmente basta un detergente. Algunos fabricantes de detergentes ofrecen productos específicos en los que la limpieza se complementa con un componente de conservación. Para la suciedad muy incrustada se utiliza líquido limpiador especial, que también elimina las marcas de cal y coloraciones ligeras. Tras la limpieza se aclara la superficie con agua limpia. La suciedad por aceites y grasas se limpia con disolventes y productos de limpieza de base alcohólica, como pueden ser el alcohol o acetona. En este caso hay que tener cuidado de no extender la grasa desincrustada por toda la superficie. Para rastros de color existen productos de limpieza especiales con base alcalina o disolventes. No deben utilizarse en ningún caso productos que contengan cloruros, especialmente los que contengan ácido clorhídrico, ni tampoco decolorantes ni productos para limpiar la plata.