La compactación es un proceso para aplicar energía al suelo con la finalidad de eliminar espacios vacíos, aumentando la densidad y así obtener mejor soporte y estabilidad en la superficie del suelo.
Suelo suelto vs suelto compactado
Este procedimiento se puede realizar con distintas herramientas, ya sea una compactadora de rodillo o con un apisonador, la estrella de esta entrada.
El compactador tipo canguro, apisonador o también conocido como bailarina están básicamente formados por un brazo guía y una placa vibratoria en forma de plato, dicha herramienta se alimenta de un motor de combustión interna, aplicando una gran fuerza a la superficie del suelo haciendo impactos consecutivos logrando nivelar y “aplanar” de manera uniforme los espacios vacíos que quedan en las partículas.
A diferencia de las compactadoras de plancha comunes utilizadas para aplanar partículas sueltas, el apisonador se utiliza en la compactación de suelos pegajosos como la arcilla, asfalto, cuando es necesario rellenar y compactar zanjas abiertas además de apisonar grava y arena.
Miden aproximadamente 1 metro de alto y pesan alrededor de 65 a 80 kg entregando fuerza de alto impacto con frecuencias que van de los 500 a los 700 golpes por minuto.
En la actualidad ya se pueden encontrar estas herramientas con diseños amigables con el medio ambiente ya que brindan aislamiento a las vibraciones y cuentan con motores de bajo ruido o silenciadores que bajan el nivel de ruido.
Es importante recalcar que si no se realiza la compactación del terreno o bien, si se hace de manera incorrecta, el suelo queda con espacios vacíos entre las partículas y por lo tanto el suelo puede hundirse, pierde capacidad para soportar cargas e incluso esos espacios pueden llenarse con agua.
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