Los láseres son intensos rayos de luz, generalmente de una sola frecuencia. Son muy útiles para medir distancias porque viajan de forma constante a través de la atmósfera y recorren distancias muy largas. La luz del láser no se dispersa como la luz blanca, lo que significa que puede viajar una distancia mucho mayor, sin perder intensidad.
Un medidor de distancia láser funciona utilizando la medición del tiempo que tarda un pulso de luz láser en reflejarse en un blanco y volver al remitente como se muestra en la figura 1. Este método se conoce como medición de "tiempo de vuelo" o "pulso". El pulso puede estar codificado para reducir la probabilidad que la medición sea interferida por agentes externos, dado que la exactitud depende del pulso original que vuelve al dispositivo de envío. Gracias a que el pulso se desplaza a alta velocidad, este cálculo es muy exacto a distancias de metros y kilómetros.
Los medidores de distancia láser tienen una amplia variedad de usos, desde la construcción hasta la elaboración de mapas los cuales pueden ser del suelo marino o mapas topográficos despejados de vegetación. También se utilizan en las fuerzas armadas para proporcionar la distancia exacta a los objetivos en las armas para los francotiradores y artillería, así como para el reconocimiento y la ingeniería para construir modelos 3D de objetos.
Los rayos de luz láser se clasifican según su longitud de onda y potencia en cuatro clases. Desde la clase 1, que no ocasiona ningún riesgo con el uso normal, hasta la clase 4 que es altamente peligrosa para los ojos y la piel. Los medidores láser comerciales comúnmente son clase 1 o clase 2, por lo tanto, considerados relativamente seguros para los ojos. Sin importar el nivel de seguridad, siempre se debe evitar el contacto directo con los ojos.
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